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Tengo recuerdos al oler ese perfume de madera de oriente, al que olía la brillantina que compraba mi madre. Por aquel entonces, no existía la gomina y otros productos para el pelo que hay ahora.
Era la época de mis catorce o quince años. Yo era muy delgadita, el pelo me llegaba hasta la cintura y con tal volumen que no podía dejármelo suelto, pero yo quería llevarlo así y aplastarlo, me ponía brillantina, así quedaba menos voluminoso y podía soltarlo.
Llevaba ese perfume de brillantina. cuando a mis catorce años conocí a mi primer amor, un amor bello e inocente.
Nos veíamos a escondidas, porque mis padres no querían que tuviese novio tan pequeña. Éramos dos adolescentes de aquella época, tiernos, inocentes, llenos de amor e ilusión. En lo que un beso lo era todo y agarrarnos la mano, una mirada, una sonrisa. Así era nuestro amor, lleno de romanticismo.
Cada vez que huelo ese perfume, es como si me transportara a aquella etapa y volviera a ser niña y volviera a vivir todo aquello, aquel recuerdo tan hermoso.
Carmen Bella
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