•13:13
.

En su nombre, los ciudadanos del mundo asistimos impotente a la escalada armamentista mas atroz que se haya conocido desde Caín y Abel, y mucho me temo, que solamente nos dejan ver la parte que muestra un iceberg.

En su nombre, los paises económicamente poderosos poseen arsenales repletos de sofisticadas guadañas de destrucción, capaces de eliminar hasta el más mínimo atisbo de vida, sin alterar ni un ápice las construcciones o las infraestructuras. Artefactos que se pueden activar desde un confortable despacho. Casi siempre muy lejos de donde esta sucediendo un conflicto. Casi siempre al otro lado del mundo. Para abrir esa caja de Pandora, solo se necesita una mano, la misma mano que ha firmado innumerables pactos, acuerdos, protocolos y tratados comprometiéndose a respetarla y salvaguardar por encima de todo y de todos. Los países no desarrollados y hasta los más pobres del globo no se quedan a tras, de igual manera y a su nivel, cuentan con demasiados artilugios que llevarse a las manos. Para la protección de la infancia, la erradicación del hambre, la lucha contra las enfermedades, la educación, etc. Nadie tiene jamás fondos suficientes.Para lo otro, nunca faltarán. Siempre encontrarán una mano "amiga".

En su nombre, los organismos internacionales, fundaciones, gobiernos, instituciones, parlamentos, etc; emiten grandilocuentes discursos enfatizando esas tres letras. Palabrería vacía que ya no engaña a nadie, porque todo sigue igual y porque no se percibe ni un signo fiable de que algo esté cambiando.

El respeto a las personas, a las ideas, a las creencias y a las culturas, deben ser los pilares sobre los que se asiente su existencia. Conseguirlo, pasa básicamente por que se convierta en una actitud personal. ¿De qué sirven tanto fariseísmo público si en los medios de comunicación, en las aulas, en los hogares y hasta en los púlpitos, consentimos la inmoralidad de nombrarla en vano?. Ya está bien de mirar a otro lado cuando suena dentro la campanita de la conciencia.

En su nombre, dejemos de celebrarla solamente un día al año. En su nombre, adquirimos el compromiso personal de adoptarla como forma de vida. Protejámosla como la única filosofía posible de convivencia y comportamiento. Hagámosla una realidad tan cotidiana como el respirar. Construyámosla para que las inocentes generaciones que nos han de suceder tengan también su oportunidad. Restituyámosla, regeneremosla y honrémosla, para que esa palabra llegue a ser un sinónimo de la palabra "Humanidad".

Juan Manuel Ramírez
|
This entry was posted on 13:13 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

0 comentarios: