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MICHI MI GATITA

Mi hija me puso en el hueco de la mano  una bolita de pelo  minúscula que parecía no tener huesos, ni dientes, había que alimentarla con una miguita de pan con leche. Confieso que sentí un flechazo.
Y cuando había que encerrar en un globo algo sugerente, ni lo dudé y la encerré. Más tarde sí, y entoné el "mea culpa " cuando otras compañeras encerraban cosas de más trascendencia o entidad. La amistad, el hambre, la tortura, la guerra o la paz y el mío podría parecerles muy banal. Ya sé que todos somos un granito de arena, que algo podemos aportar para remediar alguno de estos grandes problemas.
Pero¿ cómo un grano  puede ayudar a remediar lo irremediable?
Y no cambié el nombre de mi globito estrella, epicentro de una nebulosa inmensa, que llené con tantos globos, que no cabían más. Decían libertad, inteligencia, amor, olor, juego, gracia, equilibrio, familia, compañía, calor, recibir, volcar... Volcar en ella la afectividad que sentía y no podía dar, a lo mejor a unos hijos que les parecía cursi, pesada, pero era una necesidad el "dar". Y ahí estaba ella con su felina belleza, elegante andar y mirada inteligente, dándome compañía, calor, relax, equilibrio y libertad.
Evoco con amor, con dolor a mi gatita. ¿Qué sabe nadie cómo me siento yo? ¡Oh Dios, si no lo se ni yo! 



Mª Luisa Martín
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1 comentarios:

On 24 de junio de 2014, 18:46 , Mariló dijo...

Un relato lleno de amor, ternura y sensibilidad. No dejes de escribir nunca, es un privilegio leerte... y escucharte.