¿Descansaré en paz?
Roncaba, roncaba y seguía roncando. Desesperada por mis sucesivas
noches de insomnio, cogí uno de sus sudados calcetines del día
anterior y con mucho cuidado, para no despertarlo, se lo introduje en
su abertura bucal.
Con rapidez, esos sonidos, se convirtieron en
suaves pero extraños. Por fin, pude quedarme dormida. Por la mañana,
después de mi descansada noche, desperté y pude comprobar que del
calcetín sólo sobresalía la liguilla, y ¡sus ojos terroríficos me
miraban sin pestañear...!
Isabel Vieira
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ESPERAS
MÉDICAS
El mensaje era claro,
conciso, breve y letal: no, insistía, decía con voz clara mientras
cerraba su carpeta. No podemos ayudarle tenemos cientos de personas
en peores circunstancias que usted.
Mientras tanto, sentía
como se abatían todas sus esperanzas y un sudor frío recorría su
cuerpo. Pensaba “Y ahora que ... ”¿ Había alguna otra
solución?.
Montserrat Mártinez
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PÁJARO
HERIDO
En
nuestro primer contacto nos despojamos de la ropa con desespero, una
vez calmados
los cuerpos aparecieron las palabras, mostrándonos y
dejándonos expuestos como suelen
hacer en la intimidad.
En ella
no hubo miradas, ni destellos en sus ojos, fue honesta conmigo desde
el primer
momento. Supe de su negativa a mantener cualquier relación
que fuera más allá de todo
eso.
Y yo,
en uno de sus estremecimientos he vuelto a sentir la vida. Hay algo
muy hermoso en
su interior, cerrado a cal y canto.
Andaré
de puntillas tratando de iluminar ese oscuro espacio, en un intento
de desplegar
Pilar
Ricoy
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