•19:19
Escuchaba hablar al Papa por la radío y quedaba estupefacta. Hace mucho que vivo mi religiosidad sola. Hace mucho que empecé a darme respuestas a preguntas que nunca me respondieron. Pero hoy, ya lo tengo más o menos claro y lo primero es, que si Jesús de Nazaret, viniera, en primer lugar se plantearía seguramente, que hacer con el Vaticano.

No me parece que él quisiera "La casa del Padre"con tanto poder, con tantas jerarquias, con tantos siglos de historia marcada por la ambición, la sangre y el dolor de tanto inocente. Y todo ello, en nombre de Dios. creo que todos recordamos aquel pasaje de la biblia en la que Jesús arremetía contra los miembros del Sanedrin que negociaban dentro del templo en Jerusalén.

Nunca hemos tenido acceso a todas las escrituras, que existen sobre la vida del maestro y su doctrina. Como ejemplo, ahí tenemos los evangelios apócrifos, que segun parece la Iglesía, decidió que no debíamos conocer y los que conocemos hablan de Juan, Mateo, Lucas....pero fueron escritos por los discipulos de los discipulos.

Bueno,no voy a viajar más lejos, voy a dejarlo aqui. Decía que escuchaba al Papa, cada vez me cuesta más digerir algunas cosas que dice. Cada vez más me parece un abuso y hasta una agresión llamarle "El Santo Padre" y aún peor compararle como el "Dios en la Terra".

Creo en hombres de fé. Estoy convencida de que hay muchos hombres y muchas mujeres que sí, se les podria llamar santos, que han vivido y muerto por el projimo, que creen en Dios y en sus enseñanzas y que al final se resumen en dos "ama a Dios y al prójimo como a ti mismo".

Pocos de estos han llegado al poder dentro de la Iglesia y muchos los expulsados de ella, mientras eran encubiertos muchos que atentaban directamente contra todos y cada uno de sus mandamientos.

Por mi parte un aprobado para Juan XXIII y para Juan Pablo II. En su mayoría, el resto solo han sido estadistas y como cualquier otro político, unos más aceptables que otros.

Esperanza Caamaño
•13:11

Desde que tenemos turno, apenas coincidimos en casa. Juan prefiere trabajar a primera hora de la mañana. En ese momento, en el bullicio que se forma en los trenes de cercanía, es más fácil agenciarse algún que otro objeto de valor sin que sus despistados propietarios se percaten de nada.

Luis es más partidario de acercarse a las gasolineras y lo hace en horarios de comida, cuando la gente va con más prisa. Espera a que el panoli entre en el edificio y entonces tiene libertad de movimiento para abrir el maletero del vehículo y conseguir suculentos botines.

A Matilde no hay quien la saque de los mercadillos, sobre todo en horario de máxima afluencia. Dice que entre las diez y las doce es cuando más gente hay y menos atención ponen en sus bolsos.

A los gemelos, Antonio y Cándido, desde siempre les ha gustado más el riesgo. Ellos prefieren, pistola en mano, entrar en cualquier sucursal bancaria y, en apenas minutos, salir de allí con las sacas llenas. Y aseguran que es mejor hacerlo a la hora del cierre.

Rodolfo, por estar aún en edad escolar, tiene que aprovecharlas tardes para coger la moto y ayudado por Julio, el benjamín, arrancar del brazo algún que otro bolso a sus empecinadas propietarias.

Clara, desde joven, dio señales de que no estaba hecha para estos trabajos tan rudimentarios. Siempre tuvo un cuerpo descomunal y supo sacarle provecho. Ella, que ejerce por las noches, aprovecha cuando sus clientes se levantan de la cama para acudir al baño y les despluma la cartera.

Yo, por último, prefiero la madrugada avanzada. Es cuando todo el mundo tiene el sueño más profundo y cuando más fácil me resulta entrar en los domicilios particulares.

Lástima que con toda la crisis que estamos padeciendo, cada día tengamos que librar uno de nosotros, pero no es plan que coincidan "nuestros turnos de trabajo" con el de papá. ¿Que iban a decir sus compañeros de la Comisaría?

Francisco Javier Dávila