•9:59

BOMBIN CENTENARIO





¿Y cómo es que nunca cambiaron el bombin, bastón y el bigote del personaje?

Utilizaba una talla más pequeña de bombin para dar un toque cómico, pero sin perder la elegancia.

Ese hombre que se comía los cordones de las botas a modo de espaguetti, feliz por el simple
hecho de vivir, digno , en tiempos de humillación, desprecio y pobreza.

Este personaje ha cumplido un siglo el pasado año, Charles Champlin, murió en 1.977, a los
88 años.

Charlot vive, con su bombin, su bastón y su bigote


                                                                                   

AGUEDA CANTERO
•9:49


Cerradura Indiscreta

El puñetero ojo de la cerradura que permite vernos a todas distintas y todas iguales, en esta ocasión, recortaba la imagen de una escena que desveló para mí un nuevo punto en el mapa de mis inconfesables deseos. Me recreé atreviéndome a mirar a través de un filtro que elaboré con materiales de mi propia fantasía. Y, a medida que los píxeles de aquella fotografía poblaban mi mente, se adueñaba de mí la lujuria, agradeciendo la suprema suerte de que la puerta estuviese cerrada y la curiosidad fuese mi capital pecado.


                                                                                   

Juan Carlos Canto
•9:35

INVISIBLES





Vuelven a ser invisibles, eso dicen cuando se llega a cierta edad. No te preocupes tanto de como voy vestida o peinada. Porque ya nadie te mira, eres invisible.

Poco a poco, nos volvemos invisibles a los ojos de los demás, pero yo sigo amando, sigo sintiendo, sigo dando ternura, cariño y sigo siendo coqueta aunque nadie me mire. ¿Me reflejaré en el espejo? ¿O seré de verdad invisible? 
                                                                     

                                                                                                                           Marisol Acuriola


•9:28


El Orador.

Un Sr. con levita que se parece a Pushkin salía del salón de actos. Se oían aplausos, en su rostro mostraba satisfacción. Seminario “La Educación y el Respeto a la Mujer”.
Clara fue a su encuentro, se remangó las mangas, habían pasado veinte años. Estaba sana y fuerte.
Le cortó el paso y dijo - “ Yo era una aprendiz de quince años y tú mi maestro”. Mostrando las cicatrices de sus muñecas le grito. ¡ Hipócrita, Embustero!.


                                                                         
Mila Ortiz
•9:17


Hasta mañana
Vuelven a ser invisibles, otra vez y sin tener opción de elegir. A algunos les servirá para descansar, pero otros esta tarde no han actuado.
Hoy David se encaprichó primero con el osito Buby, lo abrazó, lo mordisqueó, hasta que lo lanzó a una esquina inaccesible para él, entonces los miró a todos y escogió a Bola, la pelota de trapo de colores del parchís y estuvo un buen rato mordisqueando su etiqueta hasta que se le escapó. Cuando todos los demás juguetes esperaban ser el próximo elegido, se abrió la caja y una gran mano los atrapó y de nuevo los hizo invisibles.
                                                                       
Margarita de Prado
•9:51


MUJER MALTRATADA

Ya no quiero oír tus te quiero, ¿para qué?, si cada vez que lo dices, estrechas más y más el entorno de mi libertad. Si cada vez que me dices “te quiero” al instante mismo me humillas, me maltratas, me esclavizas…de nada sirve que luego me pidas perdón. Tu hipocresía me desploma, llevándome a una situación de terror constante, presintiendo tus reacciones, temiendo tus enfados, y sometida siempre a tu aprobación…me siento destruida. No tengo fuerzas, ¿cómo las voy a tener si ya he oído y creído tu propósito de dañar a mis hijos, o matarme si te abandono?
Si aún sigo contigo, no es porque sienta placer cuando sufro con tus maltratos o me golpeas o disfrute con tu tiranía, como algunos creen. Me siento indefensa y si ya de por sí es difícil romper una relación, más en este caso que estoy destruida. Mis ganas de vivir me lo ha robado tu maltrato.
Sin embargo, hoy he decidido, temblando y temiendo tu vuelta, que no puedo continuar así. Me siento muerta. En esta relación, solo tú ejerces el poder sobre mí, y nada tiene que ver con el amor. No es por ser rubia o morena, alta o baja, simpática o antipática, diligente o vaga,… tan solo es, por ser mujer. Por ello, tus amenazas de muerte ya no me afectan. No se puede matar a quien ya no está viva. Quiero volver a vivir, quiero sentirme libre y ahora que te escribo esto, me doy cuenta de lo sorprendente que es la vida. Soy yo la maltratada, la ultrajada. No obstante, me doy cuenta que eres tú con tu abuso de poder, corpulencia y agresividad, quien lo ha perdido todo.
Con tus intimidaciones, me vencías, me reducías, me ofendías; pero tú, con cada uno de ellos hacías añicos tu dignidad, porque nadie la posee cuando no es capaz de respetar.
Con tus gritos, tus insultos, tus amenazas; me anulabas, me ultrajabas, me humillabas; pero tú con cada uno de ellos te alejabas más y más de la felicidad, porque tu corazón no conocía el amor, solo el odio y la agresividad.
Con tus prohibiciones, tus imposiciones, tus celos y tu tiranía; me dominabas, me enclaustrabas, me aislabas; pero tú perdías la capacidad de dar, de confiar, de compartir y disfrutar en igual. En igualdad.
Con tu desprecio, tu frialdad, tus vacíos, tus oídos sordos a mis súplicas; me ignorabas, no me considerabas, no me valorabas; pero tú perdías la capacidad de dialogar, de comunicar.
Yo he sido maltratada, pero llegó un momento, que mi dignidad apaleada, mi amor despreciado, mi seguridad anulada por el miedo, mis palabras silenciadas, mi autoestima vilipendiada… no pudieron más, se sublevaron y pidieron ser restauradas; porque a pesar de tu maltrato siguen vivas en mi interior para darme el lugar que me corresponde como persona.
Tú, en cambio, que ejerciste de verdugo en mí, solo te quedas con odio, agresividad, incomunicación, frustración, resentimiento y sin dignidad. Por tanto ¿quién ha perdido más?
Una mujer maltratada que decidió dejar de serlo. Y que por miedo nunca se defendió.

                                                                              


José M Barrios

•9:29


No me gusta


No me gusta la existencia
del propósito anual de un sólo día.

No me gusta este presente
que debiera ser pasado.

No me gusta la huida del respeto
y la vida holgada de la agonía.

Pero me hiela su dolorosa necesidad
su imprescindible canto
para espantar la violencia
que te anula, te disuelve
el suspiro que te ahoga
la lágrima que araña tu cara
y cubre de tristeza tu mirada.

Nuestra asignatura pendiente
quizás debiera ser: Sentir lo que Sientes..

                                                          
 

Luis Barriga Villar.
                                                                                                                              
•9:46



El pan nuestro de cada día



Un ensordecedor grito puso a Nadia en alerta, las nubes grises de la mañana se resistían a abandonar el cielo y anunciaban nuevas lluvias, pero el calor, no dejaba de merodear por los alrededores. El rostro de Nadia, reflejaba en cierta manera, la mala vida que le había dado su marido cuando a diario, llegaba a casa ahogado por la bebida. Ernesto, tenía un carácter extremadamente violento y se vanagloriaba de todo cuanto hacía con ella. Nadia, era una mujer dulce, pero por imperativo había tenido que volverse áspera y rígida, ya que había recibido toda clase de vejaciones por celos de él.
Cierto día, el viento pegaba fuerte, la arena de la playa atravesaba las paredes de su casa y las olas, parecían coger fuerza. Llovía con ímpetu y las tormentas y relámpagos iban inundando la casa. Él que llegaba como cada día al amanecer, fue preso de su furia, y un golpe de viento se llevó su vida.
Al enterarse del estruendo, Nadia, dejó caer una lágrima sobre sus mejillas, que ya con el paso del tiempo, habían dejado un surco. Cabizbaja era presa del dolor, un dolor que la había llevado casi a asumir la culpa. Levemente asomaba a sus labios una frase de perdón, pero en el fondo, pudo respirar.
Hoy se comentaba en el barrio, este suceso.

   Mª José Urbano Delgado