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“La lectura es muy perturbadora y uno de los actos más revolucionarios”

El libro especial            


Imaginemos que pudiéramos sumar todas las noches de nuestra existencia y vivirlas seguidas. Lo mismo tendríamos que hacer a continuación, naturalmente, con los días.


Pasaríamos media vida de noche y la otra media de día. Como ahora, pero sin alternar las luces con las sombras. Ya puestos, supongamos que pudiéramos reunir todos los lunes para experimentarlos en fila, uno después de otro. Durante equis años, siempre nos despertaríamos en lunes. Quien dice lunes dice martes o jueves o domingo. Sería horrible, insoportable, lo mismo que reunir todos los inviernos, etc.
El secreto está en la alternancia. La gente se suicida tanto en los países del norte porque cada día tiene la impresión de haberse despertado en el día anterior. Había una película, Atrapado en el tiempo, que trataba un poco de esto.


La repetición está bien cuando se presenta como novedad. Todas las primaveras son idénticas, pero como suceden una vez al año las experimentamos como nuevas. Tal día como hoy, en 2014, eché al estanque del jardín dos peces de colores que se murieron al llegar el invierno. Esta mañana he vuelto a echar otros dos que seguramente perecerán hacia noviembre. Podríamos decir que son los mismos peces, quizá lo sean, al igual que ese amigo al que acabamos de enterrar soy yo. También soy, en alguna medida, el sobrino que acaba de nacer y el tipo al que acaban de amputar una pierna en el quirófano. Soy, si me apuran, los dos peces de colores con los que inauguro cada año el estanque.


Soy la persona a la que más odio, a la que más amo y la que me resulta indiferente. Todas ellas, sin saberlo, son yo. No hay invento más artificial, ni más loco, que el de la identidad.


Imagínense que diéramos nombre a cada uno de los granos de arena de una playa. Esto es lo que venimos a ser, granos de una playa, cada uno idéntico al de al lado, sometidos a los vaivenes de un mundo absolutamente misterioso y caracterizado por la repetición.


Todos los veranos son el mismo verano y todos los éxitos suman un fracaso. A veces, todas las novelas son la misma novela. Pero de repente, un día, tropiezas con un libro especial que hace especial también la tarde de un lunes y comienza una racha de buena suerte, es decir, una racha de novedades.

(Juan José Millás)

A continuación puedes escuchar dos relatos creados por las alumnas de Creación Literaria Guadalupe Crespo Marco ( El cuadro) y Carmen Crespo Marco (El abrigo)

El cuadro

 

El abrigo