•13:38


Aquellos años


¡Qué recuerdos me vienen a la mente! Añoro aquel olor de mi niñez, cuando mi madre todos los sábados, después de hacer la “limpieza a fondo” como ella la llamaba, recorría todas las habitaciones con el brasero recién encendido y un pellizco de alhucema, para que quedara impregnado el “olor a limpio”.
El recuerdo hace que se me abran los sentidos, es un olor que nunca podré olvidar….


Mª José Urbano
•13:28

PUNTO DE APOYO

Los hombres que a mí me gustan no saben llorar, pero lo hacen  a su manera. Le reprendieron  con la célebre frase “los hombres no lloran” desde la primera vez que se cayó en el parque, y se tragó las lágrimas haciendo pucheros para que sus amigos no lo vieran.  Aprendió a dominarse pero no por ello es insensible, sufre como los demás y su aparente fortaleza sirve de apoyo a otras personas más débiles,  
Así era tu padre hijo mío, no debes olvidarlo  cuando ahora,  minado por la enfermedad, lo veas hecho un guiñapo llorando y llamando a su madre todo el día.  Sécate las lágrimas , ahora necesito que me ayudes como él siempre lo hacía, ya sabes cómo son los hombres que a mí me gustan.

MERCEDES RODRÍGUEZ DE ZULOAGA
•13:45

FELICIDAD A LA CARTA



Por cierto ¿hoy es domingo?
!Pero que pesado eres, Paco! Si sabes que no tenemos almanaque, ni siquiera pared en la cocina para colgarlo. Ni siquiera cocina. No sé a qué a que viene tanto interés...

Muy fácil. Si fuera domingo, no tendría que levantarme a las seis, ni llevar a los niños al colegio ni coger el tren para ir a la oficina, ni soportar al Sr. Boss, ni... llevarme ocho horas estrujándome el coco, ni coger el autobús para ir a recoger a los niños, ni … bueno, ya lo demás sería igual que los demás días. Pero más cansado.

Pues lo siento, Paco. No sé si será domingo para ti, pero para mí es viernes y hoy me voy a la clase de creación literaria, el rato más divertido de la semana, esta vez aún más , porque los trabajos son fantásticos y disparatados y mis compañeros son imprevisibles. !Ahí te quedas,en esta isla en la que llevamos tres veranos desde que naufragó nuestro barco, donde todos los días son domingos, o viernes, o lunes según se nos antoje, porque después de todo, ¿ qué más da? Cada uno es feliz cómo le da la gana.

 
                                                         
Mercedes Rodriguez de Zuloaga
•13:25

Mi Pedrito

No vi al muñeco cerrar los ojos, mis pensamientos estaban en un más allá, perdidos en la penumbra, donde no atinaba a enlazar ideas y recuerdos. !Tantos  que teníamos mi muñeco Pedrito y yo...! no podía recordar esos ratos o días en los que siempre juntos, pasábamos en esquinas delas  avenidas, él inmune a los cambios climatológicos, y yo con frío o calor , siempre estaba asombrado, mirando con espantados ojos el devenir de los pequeños niños. Luego, mas adelante, restaurantes y teatros donde nuestras actuaciones fueron aplaudidas fervientemente por públicos entregados. Estuvimos unos años recorriendo todas las capitales de provincias con éxito, terminé extenuado de tanto trabajo y viajes.
Hoy me encuentro postrado en esta cama, cansado y deseando llegar a la paz y al final del camino, voy a cerrar los ojos para siempre y encontrarme con mi Pedrito, allá donde esté.


                                                                                                                                      Rafael Benítez   

•13:53



BORRAR LAS HUELLAS


Deberías airearte un poco, estas muy acalorada, le decía con sarcasmo cada vez que tenían un enfrentamiento.
Ella, cansada de aguantar su carácter hostil y machista, decidió complacerlo y se fue a la playa.
La tarde de aquel diáfano día de primavera y su mágica y prodigiosa puesta de sol la acompañaban dándole fortaleza. Paseaba descalza por la orilla, sintiendo el aire acariciar su jovial rostro y observando como el astro rey se iba ocultando.
En sus huellas iba dejando caer los motivos de su infelicidad para que el mar los borrara para siempre.








Isabel Vieira
•13:33



MIRADAS DE BIGOTES



“Como un bigote antiguo no hay otro” decía la abuela cuando nos enseñaba su amarillenta foto de boda en el estudio de Raymundo. Luego, mirando al abuelo embelesada añadía por lo bajini “que guapo era, se parecía a Errol Flinn...”, y se quedaba callada. Nosotros para no interrumpir sus pensamientos ni nos atrevíamos a preguntar quién era aquel señor, pero siempre pensamos que era lo más.

Hoy este recuerdo ha venido a mi mente cuando he abierto el Facebook. Pablo, su bisnieto, siempre divertido y de simpatía arrolladora, ha colgado una foto en la boda de un amigo. Se ha quitado la barba que llevaba últimamente , pero conserva el bigote y ha peinado su pelo rebelde, a menudo con rizos indomables, engominado hacia atrás. Si a esto unimos la pajarita de etiqueta, podréis imaginar mi impresión. A su lado su mujer lo observa sonriente y feliz.

Es probable que ella tampoco sepa quién era Errol Flinn, pero lo que sí puedo aseguraros es que su mirada enamorada es la misma que tantas veces habíamos visto iluminando el rostro de mi abuela.




Mercedes Rodriguez de Zuloaga

•13:27


DELIRIOS


Como un bigote a lo antiguo, debajo de la nariz y con las puntas hacia arriba, se enfrentan en un extremo la cordura, en el otro la locura. Una invisible cuerda endurecida por el tiempo las aprisiona hasta confundirlas. Aturdido, oigo como el último suspiro de cordura da paso al primero de la locura.
-Creo que me voy a rasurar el bigote, me hace delirar.


                                                                                      


Lola Sepúlveda