•13:12

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SONES


Ese Tic Tac que escuchamos hace rato sonaba en mis oídos como música celestial.

Ahora, después de tu confesión, el Tic Tac continúa inexorable, pero no lo oigo, no quiero escuchar sus sones de marcha fúnebre.

Prefiero soñar que el tiempo se detuvo entonces, cuando yo creía que arrullaba nuestra felicidad, sin ni siquiera imaginar que tú ya preparabas tu “tocata y fuga”.






Mercedes R. de Zuloaga
•13:21

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ASUNTOS DE FAMILIA



Pero esta vez ella lloró... cuando vio el furgón policial de su madre Lorena y de su tío Luis. Ella lo había promovido.

Desde niña veía al fantasma de su abuelo Tomas deambulando por la casona, señalaba las timbas de la abuela Adela y la de su padre Jacinto. Ella creció en ese remanso de paz de aquel hogar, con una madre depresiva y un tío taciturno dado a la noche y a los juegos con la criada Juliana, que llevaba allí tanto tiempo como la casa. El pueblo hablaba mucho de aquella noche en que perdieron la vida la abuela y su padre. De que si su tío y su madre eran amantes.... Rosa se centraba cada día más  en descubrir  la verdad de aquel accidente. Ambos se quedaron con la herencia que se repartió y con la condena de seguir viviendo todos en el caserón familiar. Por eso ella lloró, pero aún más por no volver a ver el fantasma del abuelo, ya que descansaría en paz para siempre.






Lola Sigler
•13:32

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NARICILLA RESPINGONA


Naricilla respingona y cuerpo de girasol
ojos verdes como el agua, del caribe soñador
piel blanca como la sal
los dientes de perlas finas
con el salero de cai, cuando cruzas las esquinas.

Entró en un restaurante, para tomar el cafelito
un chaval que la miraba y le guiñaba el ojito,
señorita por favor, en qué la puedo atender
póngame usted un refresquito, que vengo muerta de sed.

El camarero con arte , el refresco le llevó
y en la otra mano llevaba, una rosa con olor
señorita para tí, que te la regalo yo
esa rosa se merece, que esa nariz respingona
perciba este lindo olor.



Juana Muñoz
•13:21

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                                    El concierto (monólogo interior)


!Qué bien¡ que relajada estoy, que a gusto, con el día que he tenido hoy.
Mira quien está ahí, Pepe, si llego a saber que le gusta este tipo de música le doy la entrada que me sobraba. Ya empiezan, qué bien suena, que instrumento más raro toca el calvito, eso tiene que ser una “ harta” de difícil tocarlo.
Anda el del contrabajo es monísimo ¿cómo será enrollarse con un músico?. Este de al lado no para de moverse, parece un saco de pulgas, me esta poniendo nerviosa. Ahora que se ha ido me estoy relajando demasiado ¿mira que si me duermo?. Bueno, mientras no ronque.





M. Carmen Artaza
•13:11

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CITA A CIEGAS



Todos me empujaban a esa cita a ciegas ¡ niña que se te pasa el arroz ! ¡  Señor ! ¡Señor ! Tan difícil era hacerse comprender, que mi libertad, que mi fantasía, que mis sueños se vendían muy caros, que las monedas que me daban a cambio eran gastadas o me parecían falsas. Esa cita era el abismo y  a " enemigo que huye puente de plata".



María Luisa Martín
•13:32

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La bella de mi parque


Naricilla respingona y un cuerpo de escándalo, le dije al banco en el cual me hallaba sentado y en el que pasaba últimamente la mayor parte de mis días. Le contaba cosas de mi pasado, de mi presente e incluso de mi futuro, pero él prudente como buen banco que era, nunca me hizo ningún reproche.

Era una mañana soleada de primavera y la chica de naricilla respingona paseaba por el parque, calzaba unas botas de piel de ante negras y de gruesos tacones, un pantalón muy corto ceñido al talle y una camisa celeste que anudaba a su cintura, dejaba al descubierto su bello y sensual ombliguillo.

Hermoso cabello castaño que ondeaba orgulloso con la pequeña brisa de la mañana; sonrisa suave y desenfadada; ojos color zafiro y mirada misteriosa. Para mí era la belleza convertida en mujer. Al pasar junto a mi lado, giró ligeramente su mirada y me lanzó una de sus sonrisas que al momento le devolví amablemente. La seguí con la vista y advertí como se detenía y volvía sobre sus pasos sentándose en el banco junto a mí. Nunca hasta ahora nadie se había fijado en un pobre como yo, enfermo, desahuciado, sin puerta a donde llamar y sin lecho que calentar.

Me miró y enfrentando su cuerpo al mío, una fragancia comenzó a emanar de su cuerpo, quedando posteriormente sumido en un letargo del que no despertaría hasta llegar a un lugar maravillo y de increíble belleza, donde todas las personas de aquel lugar, al verme parecían estar esperando mi llegada.

Sin embargo allí, en el parque, un banco permanece desocupado, esperando que alguien se siente en él, le cuente historias y lo saque de su letargo.


                                                                   

José María Barrios

 
                                          
                                                                                                                                          







•19:08


MICHI MI GATITA

Mi hija me puso en el hueco de la mano  una bolita de pelo  minúscula que parecía no tener huesos, ni dientes, había que alimentarla con una miguita de pan con leche. Confieso que sentí un flechazo.
Y cuando había que encerrar en un globo algo sugerente, ni lo dudé y la encerré. Más tarde sí, y entoné el "mea culpa " cuando otras compañeras encerraban cosas de más trascendencia o entidad. La amistad, el hambre, la tortura, la guerra o la paz y el mío podría parecerles muy banal. Ya sé que todos somos un granito de arena, que algo podemos aportar para remediar alguno de estos grandes problemas.
Pero¿ cómo un grano  puede ayudar a remediar lo irremediable?
Y no cambié el nombre de mi globito estrella, epicentro de una nebulosa inmensa, que llené con tantos globos, que no cabían más. Decían libertad, inteligencia, amor, olor, juego, gracia, equilibrio, familia, compañía, calor, recibir, volcar... Volcar en ella la afectividad que sentía y no podía dar, a lo mejor a unos hijos que les parecía cursi, pesada, pero era una necesidad el "dar". Y ahí estaba ella con su felina belleza, elegante andar y mirada inteligente, dándome compañía, calor, relax, equilibrio y libertad.
Evoco con amor, con dolor a mi gatita. ¿Qué sabe nadie cómo me siento yo? ¡Oh Dios, si no lo se ni yo! 



Mª Luisa Martín