•13:13

Se conocieron en el instituto y desde entonces estaban juntos, en su larga relación hubo de todo, épocas maravillosas en la juventud mientras los dos estudiaban sus respectivas carreras, su gran amor podía con todo, con las pequeñas discusiones o con los problemas, todo lo superaban con el amor que se profesaban.


Al cabo de un tiempo de vida en común, él recibe una oferta de trabajo en el extranjero y se trasladan a Londres, al principio todo iba bien, pero trabajaba demasiado, ella estaba mucho tiempo sola y empezó a deprimirse. El tiempo tampoco ayudaba mucho siempre nublado, gris, triste y húmedo, esto la deprimía aun más. Echaba de menos el sol de su tierra, su calor, su luz y su alegría, recordaba los paseos al atardecer cogidos de la mano, contemplando el rojizo cielo con los últimos rayos del sol.
Él, entusiasmado con su trabajo y su nueva posición social no le presta mucha atención a los sentimientos de ella y poco a poco la relación va deteriorándose, cuando quisieron darse cuenta estaban discutiendo si seguir juntos o por el contrario si sería buena idea separarse una temporada.
Ella decide volver, aunque eso le parte el alma, porque lo sigue queriendo .
Él se siente culpable de lo sucedido, se da cuenta de que sin ella no es nada, nota su falta, la echa de menos, pero ya es demasiado tarde. Ella ya no está.
Él intenta superar el dolor volcándose en su trabajo aun más y esperando que el tiempo le cure las heridas, pero no olvidará nunca esa etapa de su vida.


Meli
•13:13
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En su nombre, los ciudadanos del mundo asistimos impotente a la escalada armamentista mas atroz que se haya conocido desde Caín y Abel, y mucho me temo, que solamente nos dejan ver la parte que muestra un iceberg.

En su nombre, los paises económicamente poderosos poseen arsenales repletos de sofisticadas guadañas de destrucción, capaces de eliminar hasta el más mínimo atisbo de vida, sin alterar ni un ápice las construcciones o las infraestructuras. Artefactos que se pueden activar desde un confortable despacho. Casi siempre muy lejos de donde esta sucediendo un conflicto. Casi siempre al otro lado del mundo. Para abrir esa caja de Pandora, solo se necesita una mano, la misma mano que ha firmado innumerables pactos, acuerdos, protocolos y tratados comprometiéndose a respetarla y salvaguardar por encima de todo y de todos. Los países no desarrollados y hasta los más pobres del globo no se quedan a tras, de igual manera y a su nivel, cuentan con demasiados artilugios que llevarse a las manos. Para la protección de la infancia, la erradicación del hambre, la lucha contra las enfermedades, la educación, etc. Nadie tiene jamás fondos suficientes.Para lo otro, nunca faltarán. Siempre encontrarán una mano "amiga".

En su nombre, los organismos internacionales, fundaciones, gobiernos, instituciones, parlamentos, etc; emiten grandilocuentes discursos enfatizando esas tres letras. Palabrería vacía que ya no engaña a nadie, porque todo sigue igual y porque no se percibe ni un signo fiable de que algo esté cambiando.

El respeto a las personas, a las ideas, a las creencias y a las culturas, deben ser los pilares sobre los que se asiente su existencia. Conseguirlo, pasa básicamente por que se convierta en una actitud personal. ¿De qué sirven tanto fariseísmo público si en los medios de comunicación, en las aulas, en los hogares y hasta en los púlpitos, consentimos la inmoralidad de nombrarla en vano?. Ya está bien de mirar a otro lado cuando suena dentro la campanita de la conciencia.

En su nombre, dejemos de celebrarla solamente un día al año. En su nombre, adquirimos el compromiso personal de adoptarla como forma de vida. Protejámosla como la única filosofía posible de convivencia y comportamiento. Hagámosla una realidad tan cotidiana como el respirar. Construyámosla para que las inocentes generaciones que nos han de suceder tengan también su oportunidad. Restituyámosla, regeneremosla y honrémosla, para que esa palabra llegue a ser un sinónimo de la palabra "Humanidad".

Juan Manuel Ramírez
•13:17
Por cada diez mil personas, que pisoteen los derechos humanos.
Hay un millón de personas, que trabajan por ellos.

Por cada diez mil personas, que escapan con las mayores fortunas del mundo.
Hay un millón de personas que trabajan por la solidaridad.

Por cada diez mil personas, que pueden tener acceso a la educación de élite.
Hay un millón de personas que quieren educar y trabajar por la interculturalidad y alfabetización.

Por cada diez mil hombres, acosadores, "insultadores" machistas, despotas, que maltratan, pegan y matan a la mujer.
Hay un millón de hombres, que trabajan contra la violencia de género.

Por cada diez mil personas que son racistas y xenófobos.
Hay un millón de personas que trabajan en contra de la exclusión, y a favor de la inmigración y educación para la convivencia....
Conclusión
Siempre se abrirá paso en el mundo la paz, por muchas nubes que la cubran.
La paz es su nombre y su apellido esperanza.

Pepi Salado