•10:00

Si un entrevistador, en plena calle, me hiciera esta pregunta, tras pensármelo detenidamente durante un buen rato, le contestaría… –“ahora no tengo tiempo, lo siento”-. Porque la verdad, es una cosa que nunca me he planteado. Además, si te detienes a meditar sobre ello, te surge enseguida otra pregunta “¿Rico o pobre? ¿En comparación con quién o con qué?”

Es como preguntarle a una persona muy rica ¿es usted millonario? Seguramente te contestará, “antes si era millonario, hoy ya no, a alguien le dio por cambiar la moneda y mis cien millones de pesetas se convirtieron, de la noche a la mañana, en solo 600.000 euros, ya no llega ni a un millón, por lo tanto, ya no soy millonario”. ¡Pobrecito!

Pues bien en lo referente a ser rico o pobre, también me tengo que comparar. Así pues…

En lo estrictamente material,
-Me considero pobre cuando me cruzo con el de los 600.000 €, cuando veo a personas diariamente con ropas de marca y además de las que no son falsificadas, cuando veo el boato que se forma por la boda de una duquesa y un funcionario desinteresado…
-Sin embargo me considero amargamente rico, cuando veo tanta hambre en el mundo, cuando me entero que con lo que yo gasto un día en ir al cine y tomarme unas palomitas y refresco durante la proyección, una familia sub-sahariana comería durante toda una semana.

En lo intelectual,
-Me considero envidiosamente pobre, cuando escucho a alguien que sabe escuchar, cuando veo a personas que saben ver, cuando hablo con alguien que me escucha y me mira.
-Al contrario, me considero enormemente rico cuando me comparo con personas que escriben a gritos, que recitan a puñetazos o que dentro de un libro, solo saben mirar.

En lo espiritual
-Soy muy pobre cuando veo a gente que cree y cuyas creencias, además, les da sosiego, paz y tranquilidad ante un futuro incierto.
-Pero me convierto en una persona muy rica al encontrar creyentes que van a Dios rogando y con el mazo dando o con el futuro amenazando.

En lo humano
-Soy extremadamente pobre ante seres que saben dar más de lo que tienen, que saben vivir con mucho menos de lo que poseen y que solo necesitan la cuarta parte de lo verdaderamente necesario.
-Pero me vanaglorio de ser rico ante el despilfarrador, frente a los egoístas y junto a los envidiosos.

En lo físico.
-Me considero pobre ante verdaderos deportistas que ejecutan proezas por el simple hecho de conseguirlas, sin necesidad de doparse con altos sueldos.
-Pero me siento tristemente rico, cuando me veo frente a minusvalías inexplicables, a enfermedades arbitrarias y ante muertes injustas.

En el valor,
-Me considero pobre cuando veo a personas escalar alturas que me hacen temblar las piernas, incluso tras la pantalla de un televisor…
-Pero me considero rico cuando conozco a alguien que no tiene el valor de decir la verdad, de reconocer un error, de pedir perdón.

Y por último, en el amor,
-A cada rechazo que he sufrido a lo largo de mi vida, siempre me he sentido muy pobre…
-…pero a la vez, me consideraba enormemente rico por poseer la capacidad de enamorarme.
Y ahora sí creo estar en condiciones de contestar al hipotético entrevistador de plena calle. Ahora y después de haber meditado estas comparaciones, yo le preguntaría ¿Y tú, te consideras rico o pobre comparándote conmigo?

Francisco Javier Dávila Payán
This entry was posted on 10:00 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

0 comentarios: