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Guardé tus cartas en aquel viejo cajón de la cómoda que me había dejado la abuela. Allí en lo más profundo, junto a unos viejos papeles, encerré tu recuerdo dejándolo olvidado en la penumbra de aquella triste habitación. Pero de vez en cuando siguiendo un impulso, lo abro, cojo tus cartas y las vuelvo a leer. Por mi mente transcurren recuerdos que el pasado no ha logrado borrar y que el paso del tiempo, en vez de mitigarlo parece darle una mayor intensidad.
Cuando los leo , revivo en mi mente unos momentos que existieron una vez, pero que jamás se volverán a repetir, mientras, siento como las lágrimas se deslizan por mis mejillas. Y como queriendo deshacerme de ese recuerdo, las vuelvo a guardar, salgo de la habitación dejándola sumida en la penumbra y guardando una parte de mi vida en aquella vieja cómoda.
Jose Luis Marmolejo
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2 comentarios:

On 16 de diciembre de 2009, 16:18 , Anónimo dijo...

Me pregunto porque la nostalgia casi siempre es un recuerdo triste.

 
On 15 de diciembre de 2010, 10:25 , Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo,pienso que los recuerdos son una parte de nosotros mismos, y que aunque lo viejo se deshecha pienso que es parte de nuestras vidas. no hay que perder las raíces y si en ello están los recuerdos de nuestra cómoda particular bendito sea.