•13:08

Otro año más "TOCABA BAILAR LA JOTA" eran los dos días de fiesta en el pueblo, muchas personas mayores esperaban ese día con nostalgia, otros con tristeza, otros con alegría.
Por fin podían bailar, que lo podían realizar en cualquier otro momento pero ellos lo dejaban para el día de su patrona.
A ella, se lo dedicaban con todo el amor del mundo, no sentían vergüenza, para ellos era un deber, una devoción, se sentían con libertad y como si nadie los observara. Los jóvenes apenas bailaban, les respetaban ese día.
La romería de " la Magdalena" comenzaba, se bailaba en La Plazoleta, en La Bolera, en El Bar, en La Iglesia, pero nunca en otra fecha del año.
Cierto misterio corría por el pueblo, pero el dicho era que respetaban a los que se habían ido y que desde donde estuviesen, esos bailes iban para ellos que tanto amaron "La Jota".

Flora Sierra


•13:28
Todos apretujados en aquel enorme congelador permanecíamos en silencio. Nos mirábamos unos a otros con una mirada extraña y vacía que reflejaba lo incomprensible de aquella situación. El ruido del motor se hacía cada vez mas intenso y monótono. Una luz violeta iluminaba tenuemente el recinto, difuminando suavemente los contornos. Nuestros cuerpos ateridos de frío se unían para darse calor. De repente se abrió la puerta del congelador, una luz que nos cegó llenó el recinto y una figura vestida de un modo extraño dijo : !Sacad a los polllos y matadlos!

Jose Luis Marmolejo
•12:59


Ella sabrá lo que hace, yo no la voy a desengañar, ya es mayorcita para saber que a su edad no se puede jugar con el amor. Ya son más de diez los desechados, a este paso se va a quedar para vestir satos. Yo.... no le pienso decir que ya son ochenta y cinco los que cumpla.



Carmen Ferrer
•13:16

Hoy por fin he podido ponerme a escribir esta carta. No sabes lo que me ha costado, recordarás que siempre fui cortita en aprender algo y mucho más en asimilar lo aprendido, pero aquí estoy frente al teclado del ordenador y escribiendo esto. Creerás que soy tonta, pero me ha dado por llorar cuando me di cuenta que era capaz de hacerlo sola, y no como tú siempre me decías, que para hacer algo, necesitaba de alguien que me guiara o me empujara.

Lo primero que he pensado cuando me senté al ordenador es ¿Qué diría mi padre si levantara la cabeza y me viera ante este artilugio? Él, que siempre dijo que la escritura era cosa de chicos. “¿Para qué quieres tú ir al colegio? Lo que tienes que hacer es aprender a cocinar, lavar y ser una mujer de tu casa. Así, algún día, un buen hombre se hará cargo de ti y ya no necesitaras nada más.”

Que envidia sentía cuando veía a mis dos hermanos salir de casa para ir al colegio. Y yo no, claro, yo tenía que ayudar a mi madre, con las tareas de la casa y con el cuidado de mi hermana pequeña. Ella si que pudo estudiar, ella llegó en un momento en el que algunas cosas ya cambiaban. Pero yo era ya mayor para ir al colegio, yo era la que llevaba media casa adelante.

Tanto sacrificio y tantas penas tuvieron su recompensa. Llegaste tú y como predijo mi padre, te hiciste cargo de mí. Ya no necesité nada más en esta vida. Me diste una casa, unos hijos a los que cuidar y todo lo que yo podía necesitar. ¿Qué sabrías tú lo que yo necesitaba?

Yo necesitaba tantas cosas insignificantes que apenas tuve nunca valor de pedirlas. Necesitaba saber leer, necesitaba poder escribir. Tenía anhelos de descubrir cosas, de investigar por mí el por qué de esas cosas. Cuanto me hubiera gustado haber podido viajar, ir a sitios a los que yo quisiera ir. No, no me refiero a esos viajes a los que tú “me llevabas”. Me sonrío ahora recordando aquellas frases tuyas, tan ingeniosas y dichas con todo el orgullo de un gallo de corral: “Ayer llevé a mi mujer a la sierra”; “Te voy a llevar a cenar esta noche”; “El domingo te sacaré de paseo”.

Yo a cambio, pocas cosas te pude dar. Tres hijos, una casa siempre limpia, comida caliente en la mesa cuando venías de trabajar o de estar con tus amigos, calor en la frías noches, desahogo de tu natural hombría. Pequeñeces en comparación con la vida que me diste.

Luego los niños crecieron y se fueron marchando, y nos quedamos los dos solos. Tú y yo. Yo aquí, en estas cuatro paredes, con mi gran compañera, aquella televisión que tanta cultura me dio. Y tú, con tus obligaciones diarias. Tus salidas, tus reuniones de amigos y de vez en cuando, tu obligación de sacarme a algún sitio. Que felices éramos.

Ahora te hecho mucho de menos. Desde que me dejaste, no ha habido un día en el que no me haya acordado de ti. Los primeros meses te recordaba en cada cosa que hacía y que relacionaba contigo. Todo lo que habíamos compartido, me sabía a ti. Y sin embargo, mira si soy tonta, solo cuatro años han pasado, y ya no recuerdo nada de nada. Por más que lo intento, no consigo recordar que cosas hemos compartido ambos. Pero incluso así, sigo acordándome de ti todos los días de mi vida.

Lo primero que hice tras reponerme de la pena por tu pérdida, fue inscribirme en un curso para aprender a leer. Y me dolió mucho por ti, porque me hubiera gustado que aun siguieras aquí para ver, que en el fondo, estabas un poco equivocado. En un año aprendí a leer y escribir, con la de veces que tu me quitaste de la cabeza esa idea diciéndome “¿pero qué vas a estudiar tú?, si no tienes inteligencia ni para contar con los dedos”.

Lo que te habrías sorprendido al verme escribir esta carta. Me sonrío solo al imaginar la cara que pondrías.

¿Y qué me dices del hecho de, no solo escribir esta carta, sino de hacerlo además con ordenador? Pues sí, al siguiente año me metí en un curso de informática. Eso me costó algo más de tiempo, pero en dos años ya sabía lo suficiente como para regalarme yo misma un ordenador y empezar a hacer solita mis primeros pinitos. Hasta los niños, que creo que son de tu misma opinión, se sorprenden cuando vienen a visitarme y me encuentran aquí sentada.

¿Y sabes lo más grande? Pues que este año he empezado inglés. Yo, que como recordarás, según tú, no sabía hablar bien ni el español. Si ahora me vieras ya no te incomodaría que hablara delante de tus amigos. No te avergonzarías de llevarme a las reuniones en las que ellos, sí llevaban a sus mujeres. Como estoy cambiando. Lo malo es que ya no estás aquí para verlo. ¿O será lo bueno? La verdad, no lo sé.

Ahora comprendo por qué siempre me ocultaste este mundo. Por qué me salvaguardaste de todas estas sensaciones. Lo hiciste, seguro, por mi bien. Porque si en algún momento hubiera conocido que existía otra vida mejor, habría sido tremendamente desgraciada. Habría maldecido mi suerte por haberme dado la vida que me había dado. Pero no, la acepté como lo mejor que me podía suceder,porque nunca supe que paralelamente había sendas de libertad, caminos que conducían a alguna parte y no como ese carril por el que me llevabas y que acababa en la nada.

Te doy las gracias por haber reservado para este momento el descubrimiento de una verdadera vida. Ahora que, aunque algunos piensen que ya soy demasiado mayor para cambios, lo que soy es demasiado libre para que alguien ose intentar arrebatármelos.

Me levanto cada mañana agradeciéndole a esta vida el haberme guardado lo mejor para el final. Por haberme enseñado esta faceta como el que enseña en última instancia la mejor habitación de su casa. Ya que si hubiese sido al revés, si hubiera disfrutado por algún tiempo de estas delicatessen de la vida y luego las hubiese perdido por cualquier motivo, no me habrían quedado fuerzas para seguir viviendo.

Ahora tengo amigas y amigos, salgo de paseo con ellos, viajo, disfruto de paisajes y lugares desconocidos para mí. Estoy cultivándome en cuantos campos me place, me regocijo con la pintura, la música, el arte en general. En definitiva, ahora, en la última etapa de mi vida, me estoy convirtiendo en mujer.

Cuanto equivocados estabais mi padre y tú en lo que es ser una mujer. Que pena no disponer de otra vida más, para enseñaros lo que significa esa palabra.

Porque en esta vida, aunque estuvieseis presentes, yo no tendría tiempo de educaros, ahora el tiempo que me queda solo es para mí.

Por eso he titulado este escrito como “Una Carta de Amor”, pero no pienses que va dirigida a ti, aunque sea en tu persona en la que me baso para hacerlo. No. Esta carta de amor la he escrito con una única intención, dedicársela a mi persona. Porque lo creas o no, el mayor amor que siento en estos momentos es hacia mí. Demasiado amor he derramado durante toda mi vida hacia otros, para que ahora no aproveche el que me queda en quererme infinitamente más de lo que me han querido y de lo que yo misma me quise.

Tuya, con todo el afecto del mundo, no la que fue tu mujer, sino una mujer.

1º premio relato Concurso Literario "Viento de Levante".

Francisco Javier Dávila Payán

•13:37

Cuando las alas del alma

tenga abatidas, truncadas
y no me dejen volar.
Cuando al corazón la pena
no le deje palpitar,
entonces querida amiga
tu mano quiero encontrar,
y la cogeré con fuerza
no la querré, yo, soltar
pues seguro que así, juntas
yo volveré a remontar.
Pues la amistad me consuela,
me da fuerzas, me sostiene
y cuando me necesites,
aquí estoy, aquí me tienes.

Meli
•13:04



Me levanté muy temprano. Me sentía distinta, igual que cuando llega la primavera que te despojas de la ropa porque hace mucho calor. Me dispuse a salir. Cogí el bolso, las llaves y un poco de dinero. Me fui a la estación y saqué un billete. El señor de la ventanilla me preguntó:

-¿Señora, dónde va?

-Donde me lleve el tren.

-La vía número 3 es la que debe coger.

Subí al tren. Me puse cómoda. Tenía las cosas muy claras en ese momento. No me acordaba de nada, ni de niños, ni de casa, ni de comida, ni de marido. Era un día para mí.

En el tren veía como dejaba atrás tanto cemento, tantos edificios altos y pequeños, y bastante ruido. Eso no era lo mío, me gusta la tranquilidad. Por la ventanilla vi la forestación; árboles, palmeras, flores variadas. En esos momentos me sentí bien. Necesitaba esa escapada. Necesitaba un día sólo para mí.


Milagros Millo



•13:21



Hablar de amistad es un tema tan fácil pero a la vez tan complicado, que enfrentarse a ello me supone un gran esfuerzo, porque no sé que podría aportar de nuevo.


Quizás podría enfocarlo sobre la juventud en este nuevo siglo y como ellos están llevando a cabo este tipo de relaciones, mediante este mundo tan interactivo como es internet, intuyo que estén sustituyendo la calidad por la cantidad.

¿Cuánto de verdad hay en este tipo de relaciones? Sabemos que a través de un monitor no podemos conocer totalmente a las personas con quien conversamos, las personas tienden a disfrazar sus sentimientos, las palabras no solo son suficientes, se necesita compartir algo más.

¿Qué nivel de soledad debe existir para que se comuniquen de esta forma tan fría y distante?
Se dan muchas justificaciones, falta de tiempo, problemas de acercamiento, prejuicios, en definitiva miedo a descubrirse.

Hoy día sus relaciones van perdiendo naturalidad, el trato con los demás se vuelve incompleto se ponen muy a menudo barreras para encontrase con el otro, e incluso con ellos mismos, han perdido transparencia y es preciso que la recuperen.

Y ¿Dónde dejamos las muestras afectivas como los abrazos? Necesitamos de una sonrisa, de un gesto cariñoso, que no es capaz de ser sustituidos por dulces palabras, son necesarios para sobrevivir, para hacer sentirnos bien, somos seres incompletos que necesitamos de los demás, de todo su cariño y afecto.

Inés Marquez

•19:19
Escuchaba hablar al Papa por la radío y quedaba estupefacta. Hace mucho que vivo mi religiosidad sola. Hace mucho que empecé a darme respuestas a preguntas que nunca me respondieron. Pero hoy, ya lo tengo más o menos claro y lo primero es, que si Jesús de Nazaret, viniera, en primer lugar se plantearía seguramente, que hacer con el Vaticano.

No me parece que él quisiera "La casa del Padre"con tanto poder, con tantas jerarquias, con tantos siglos de historia marcada por la ambición, la sangre y el dolor de tanto inocente. Y todo ello, en nombre de Dios. creo que todos recordamos aquel pasaje de la biblia en la que Jesús arremetía contra los miembros del Sanedrin que negociaban dentro del templo en Jerusalén.

Nunca hemos tenido acceso a todas las escrituras, que existen sobre la vida del maestro y su doctrina. Como ejemplo, ahí tenemos los evangelios apócrifos, que segun parece la Iglesía, decidió que no debíamos conocer y los que conocemos hablan de Juan, Mateo, Lucas....pero fueron escritos por los discipulos de los discipulos.

Bueno,no voy a viajar más lejos, voy a dejarlo aqui. Decía que escuchaba al Papa, cada vez me cuesta más digerir algunas cosas que dice. Cada vez más me parece un abuso y hasta una agresión llamarle "El Santo Padre" y aún peor compararle como el "Dios en la Terra".

Creo en hombres de fé. Estoy convencida de que hay muchos hombres y muchas mujeres que sí, se les podria llamar santos, que han vivido y muerto por el projimo, que creen en Dios y en sus enseñanzas y que al final se resumen en dos "ama a Dios y al prójimo como a ti mismo".

Pocos de estos han llegado al poder dentro de la Iglesia y muchos los expulsados de ella, mientras eran encubiertos muchos que atentaban directamente contra todos y cada uno de sus mandamientos.

Por mi parte un aprobado para Juan XXIII y para Juan Pablo II. En su mayoría, el resto solo han sido estadistas y como cualquier otro político, unos más aceptables que otros.

Esperanza Caamaño
•13:11

Desde que tenemos turno, apenas coincidimos en casa. Juan prefiere trabajar a primera hora de la mañana. En ese momento, en el bullicio que se forma en los trenes de cercanía, es más fácil agenciarse algún que otro objeto de valor sin que sus despistados propietarios se percaten de nada.

Luis es más partidario de acercarse a las gasolineras y lo hace en horarios de comida, cuando la gente va con más prisa. Espera a que el panoli entre en el edificio y entonces tiene libertad de movimiento para abrir el maletero del vehículo y conseguir suculentos botines.

A Matilde no hay quien la saque de los mercadillos, sobre todo en horario de máxima afluencia. Dice que entre las diez y las doce es cuando más gente hay y menos atención ponen en sus bolsos.

A los gemelos, Antonio y Cándido, desde siempre les ha gustado más el riesgo. Ellos prefieren, pistola en mano, entrar en cualquier sucursal bancaria y, en apenas minutos, salir de allí con las sacas llenas. Y aseguran que es mejor hacerlo a la hora del cierre.

Rodolfo, por estar aún en edad escolar, tiene que aprovecharlas tardes para coger la moto y ayudado por Julio, el benjamín, arrancar del brazo algún que otro bolso a sus empecinadas propietarias.

Clara, desde joven, dio señales de que no estaba hecha para estos trabajos tan rudimentarios. Siempre tuvo un cuerpo descomunal y supo sacarle provecho. Ella, que ejerce por las noches, aprovecha cuando sus clientes se levantan de la cama para acudir al baño y les despluma la cartera.

Yo, por último, prefiero la madrugada avanzada. Es cuando todo el mundo tiene el sueño más profundo y cuando más fácil me resulta entrar en los domicilios particulares.

Lástima que con toda la crisis que estamos padeciendo, cada día tengamos que librar uno de nosotros, pero no es plan que coincidan "nuestros turnos de trabajo" con el de papá. ¿Que iban a decir sus compañeros de la Comisaría?

Francisco Javier Dávila

•13:13

Se conocieron en el instituto y desde entonces estaban juntos, en su larga relación hubo de todo, épocas maravillosas en la juventud mientras los dos estudiaban sus respectivas carreras, su gran amor podía con todo, con las pequeñas discusiones o con los problemas, todo lo superaban con el amor que se profesaban.


Al cabo de un tiempo de vida en común, él recibe una oferta de trabajo en el extranjero y se trasladan a Londres, al principio todo iba bien, pero trabajaba demasiado, ella estaba mucho tiempo sola y empezó a deprimirse. El tiempo tampoco ayudaba mucho siempre nublado, gris, triste y húmedo, esto la deprimía aun más. Echaba de menos el sol de su tierra, su calor, su luz y su alegría, recordaba los paseos al atardecer cogidos de la mano, contemplando el rojizo cielo con los últimos rayos del sol.
Él, entusiasmado con su trabajo y su nueva posición social no le presta mucha atención a los sentimientos de ella y poco a poco la relación va deteriorándose, cuando quisieron darse cuenta estaban discutiendo si seguir juntos o por el contrario si sería buena idea separarse una temporada.
Ella decide volver, aunque eso le parte el alma, porque lo sigue queriendo .
Él se siente culpable de lo sucedido, se da cuenta de que sin ella no es nada, nota su falta, la echa de menos, pero ya es demasiado tarde. Ella ya no está.
Él intenta superar el dolor volcándose en su trabajo aun más y esperando que el tiempo le cure las heridas, pero no olvidará nunca esa etapa de su vida.


Meli
•13:13
.

En su nombre, los ciudadanos del mundo asistimos impotente a la escalada armamentista mas atroz que se haya conocido desde Caín y Abel, y mucho me temo, que solamente nos dejan ver la parte que muestra un iceberg.

En su nombre, los paises económicamente poderosos poseen arsenales repletos de sofisticadas guadañas de destrucción, capaces de eliminar hasta el más mínimo atisbo de vida, sin alterar ni un ápice las construcciones o las infraestructuras. Artefactos que se pueden activar desde un confortable despacho. Casi siempre muy lejos de donde esta sucediendo un conflicto. Casi siempre al otro lado del mundo. Para abrir esa caja de Pandora, solo se necesita una mano, la misma mano que ha firmado innumerables pactos, acuerdos, protocolos y tratados comprometiéndose a respetarla y salvaguardar por encima de todo y de todos. Los países no desarrollados y hasta los más pobres del globo no se quedan a tras, de igual manera y a su nivel, cuentan con demasiados artilugios que llevarse a las manos. Para la protección de la infancia, la erradicación del hambre, la lucha contra las enfermedades, la educación, etc. Nadie tiene jamás fondos suficientes.Para lo otro, nunca faltarán. Siempre encontrarán una mano "amiga".

En su nombre, los organismos internacionales, fundaciones, gobiernos, instituciones, parlamentos, etc; emiten grandilocuentes discursos enfatizando esas tres letras. Palabrería vacía que ya no engaña a nadie, porque todo sigue igual y porque no se percibe ni un signo fiable de que algo esté cambiando.

El respeto a las personas, a las ideas, a las creencias y a las culturas, deben ser los pilares sobre los que se asiente su existencia. Conseguirlo, pasa básicamente por que se convierta en una actitud personal. ¿De qué sirven tanto fariseísmo público si en los medios de comunicación, en las aulas, en los hogares y hasta en los púlpitos, consentimos la inmoralidad de nombrarla en vano?. Ya está bien de mirar a otro lado cuando suena dentro la campanita de la conciencia.

En su nombre, dejemos de celebrarla solamente un día al año. En su nombre, adquirimos el compromiso personal de adoptarla como forma de vida. Protejámosla como la única filosofía posible de convivencia y comportamiento. Hagámosla una realidad tan cotidiana como el respirar. Construyámosla para que las inocentes generaciones que nos han de suceder tengan también su oportunidad. Restituyámosla, regeneremosla y honrémosla, para que esa palabra llegue a ser un sinónimo de la palabra "Humanidad".

Juan Manuel Ramírez
•13:17
Por cada diez mil personas, que pisoteen los derechos humanos.
Hay un millón de personas, que trabajan por ellos.

Por cada diez mil personas, que escapan con las mayores fortunas del mundo.
Hay un millón de personas que trabajan por la solidaridad.

Por cada diez mil personas, que pueden tener acceso a la educación de élite.
Hay un millón de personas que quieren educar y trabajar por la interculturalidad y alfabetización.

Por cada diez mil hombres, acosadores, "insultadores" machistas, despotas, que maltratan, pegan y matan a la mujer.
Hay un millón de hombres, que trabajan contra la violencia de género.

Por cada diez mil personas que son racistas y xenófobos.
Hay un millón de personas que trabajan en contra de la exclusión, y a favor de la inmigración y educación para la convivencia....
Conclusión
Siempre se abrirá paso en el mundo la paz, por muchas nubes que la cubran.
La paz es su nombre y su apellido esperanza.

Pepi Salado
•13:14
Más tarde, con el tiempo, plantaremos un árbol en este lugar, dijo con una cínica sonrisa el comandante de la aeronave. Ahora (continuó hablándole al copiloto) pulsa el botón y suelta el "huevo". Tras cumplir éste la orden y oprimir aquella especie de palanca roja, se notó un brusco balanceo de la nave a la vez que soltaban la carga, teniendo el piloto que sujetar fuertemente el cimbreante mando y forzarlo hacia la izquierda. Un ligero cosquilleo se apoderó de toda la tripulación, a la vez que el Enola Gay efectuaba un rápido giro en planeo.



Francisco Javier Payán



•13:11

A mí me empiezan a entrar las dudas, creía que esto valdría para mejorarme, que valía la pena tanto sacrificio, pasar tantos dolores, el tiempo perdido en el hospital, una operación tras otra porque no acababa de quedar bien.
Tanto dinero invertido, los ahorros de toda una vida.
Una vida de ahorros y sacrificios, pensando que esto sería mi renacer.
Y ahora me pregunto:¿esto merece verdaderamente la pena?.
Estoy realmente guapa, eso si, pero no me reconozco en el espejo, no me siento yo, parece como si hubiese ocupado el cuerpo de otra persona.
La seguridad que yo pretendía conseguir no la tengo, me siento tan tímida y torpe como siempre, incluso siento como si yo estuviera escondida tras este rostro maravilloso pero desconocido para mí.
No se si podré soportarlo....

Francisca Fernandez Yuste
•13:18
Me gustaría ser un flotador principalmente para flotar sobre el agua ¿hay sensación más placentera que la de flotar en el mar al solecito y dejándote llevar entre sus olitas? También he tenido que esquivar fuertes oleajes de los que a duras penas he sobrevivido.
Me gusta ir colgado en los barcos por si me necesitan los humanos¿por cierto hablando de ellos? me suelen poner alrededor de sus tripitas. Bueno, vamos a ponernos serios,que ahora viene la parte que más me gusta y para lo que he sido concebido: salvar vidas, sobretodo las de los niños, sus padres nos los confían en la playa, algunos con demasiada tranquilidad! hay que estar más pendiente hombre!, que el mar es muy traicionero. Lo sé por experiencia.
Dentro de mi cerco han aprendido muchísimos a nadar.
Mis enemigos: cualquier objeto punzante,por ejemplo el tenedor, por él ha salido este tema.

Carmen Ferrer