•13:54



UNOS GRAMOS DE MENOS


Le faltará, al menos, un par de centímetros para alcanzar la barra del trapecio, le dijeron al nacer. ¡Còmo si eso le mi portara! A él no le gustaba el baloncesto, ni los deportes de riesgo. ¿ Para qué quería un buen físico? Él era feliz saltando, corriendo, sintiendo la velocidad en sus venas y el aire en su cara.
Salomón le comprendió desde el principio y le había aceptado con un movimiento de cabeza. Mientras le pasaba el cepillo por su largo lomo, pensó en la nobleza que su vigoroso amigo tenía en sus grandes ojos negros. Junto a él podía mostrarse como era, sin dobleces ni expectativas falsas. No tenía que estar a la altura de nadie.
Para conseguir su mayor ambición no necesitaba unos centímetros de más sino unos gramos de menos. Al final todos estaban equivocados... no era una cuestión de estatura, sino de peso.


                                                                              

Carmen Elias Baturone
•13:46


EN LA DESNUDEZ DEL INVIERNO





Inmediatamente pedí que cerraran la tapa del ataúd y comencé a leer un libro que, en palabras de sus autores, es más que un vademécum de oraciones. Es también poema y revelación, apotemas y paladar de sabiduría. Estación primera, para mi andar errático por el camino incierto del duelo, en busca  de un sendero a la esperanza y salir de este invierno cetrino cargado de sufrimiento gélido. Este quebranto, que dicen que  es consecuencia del amor, es para mi antinatural y despiadado, que me provoca un picor en el alma, al que nombran las mismas como las pulgas del propio. Y compréndanme, he quedado como el enebro de las dunas con las raíces expuestas al viento, porque no es la muerte que me arrebato una hija, sino que yo siga viva lo que me lapida la existencia.


                                                                    

Juan Carlos Canto