EN
LA DESNUDEZ DEL INVIERNO
Inmediatamente pedí
que cerraran la tapa del ataúd y comencé a leer un libro que, en
palabras de sus autores, es más que un vademécum
de oraciones. Es también poema y revelación, apotemas
y paladar de sabiduría. Estación primera, para mi andar
errático por el camino
incierto del duelo, en busca de un sendero a la esperanza y salir de este
invierno cetrino cargado de sufrimiento gélido. Este quebranto, que
dicen que es consecuencia del amor, es para mi antinatural y despiadado,
que me provoca un picor en el alma, al que nombran las mismas como
las pulgas del propio. Y compréndanme, he quedado como el enebro de
las dunas con las raíces expuestas al viento, porque no es la muerte
que me arrebato una hija, sino que yo siga viva lo que me lapida la
existencia.
Juan Carlos Canto
1 comentarios:
Desgarrador y bello. Sobrecogió mi alma...