DANIEL
Aquella mañana, salí de casa en dirección al hospital para ver
a mi amigo Daniel.
Y allí estaba él, en la cama, vulnerable, indefenso, adormilado…
Pasó poco tiempo cuando acudió el doctor, valoró el estado del
paciente y nos hizo salir a su mujer y a mí de la habitación:
Daniel está muy mal, nos dijo, y la palabra maldita impactó en
nuestros cerebros como una bomba, así sin mas, a
bocajarro…dejándonos sin dar crédito a lo escuchado, bloqueadas,
sin saber que hacer, temblorosas y abrazadas…
Carmen Hidalgo
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