Salvados
Aquel
verano de 1945, ¿fue cuando me engendraron? No, no me salen las
cuentas. Debió ser por la primavera. Lo que sí sé, es que en la
calurosa noche del verano del 47, me llevaron a la playa junto con
mis hermanos para huir de la gran explosión que se originó en la
ciudad.
Mi
padre se transformó en salvavidas y mi madre en la barca que nos
llevó hasta él. Frente a la tenebrosa luz de los incendios, la luna
llena nos guió hasta la salvación.
Amalia Mendoza
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Verano
de 1945
Aquel día de verano de 1945 el último, un veintidós de Septiembre.
Aquella mañana mientras ultimaba el equipaje, imaginó como sería
su vida y se estremeció. Ahora no se volvería atrás, tenía veintitrés años y salir de la miseria era su prioridad.
La
tragedia de su existencia en aquel país se prolongó veinte años.
Regresó con arrugas profundas en su rostro, sienes hundidas,
plateadas, una mano detrás y otra delante. Su vida, en ningún
momento hermosa, estuvo llena de tropezones, caídas y fronteras.
Ana Clara Mateo
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