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Silencios

El silencio era desde hace tiempo nuestra conversación más frecuente, deseaba recuperar la juventud, olvidar mi vida presente y eso no era posible. Pasados los años me arrepentí de no haberlo hecho. Siempre quise, y mis silencios lo pregonaban, hablarte de lo que ocurrió, pero nunca me atreví era demasiado fuerte para confesarlo.
Quizás tú lo adivinabas y tampoco te atrevías a plantearlo, pero, era necesaria la transparencia dentro de mí, el lugar por el cual, abordan todos los estados de consciencia. Nunca te hablaba de ello, no quería perderte, te amaba demasiado. En la soledad de la noche me repetía una y otra vez, cómo confiar y así llegaba el amanecer en un mar de dudas.
El silencio a pesar de todo, no era un silencio aplastante, era un silencio cómodo, un diálogo sin palabras, que une o separa.
María arregló una vez más el florero, limpió el mármol y con los dedos acarició la fría foto de su amado fijada a la lápida. Con voz apagada y llena de amor le dijo que tenía que marchar, era su hora...

                                                                              
Relato colectivo
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