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EL JARDÍN 




El lápiz con el que ella, cada mañana, se lo dibujaba lo guardaba celosamente como un tesoro, junto al cuaderno repleto de corazones, florecillas, ovejitas en el prado y el firmamento cuajadito de estrellas. Eran los recuerdos más tiernos que conservaba de María, su hija.

Todos los jueves de cinco a siete nos sentamos las dos en un banco del jardín, yo abro mi cajita de madera y juntas miramos los dibujos uno a uno hasta que nos avisan que la hora de visita acabó.

                                                             




CARMEN GALLARDO







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