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AQUEL DÍA DE VERANO DE 1945



Me trae recuerdos inolvidable. Fue el despertar al amor. Era una adolescente llena de inquietudes y de vida.
Surgió de pronto, como ocurren las cosas importantes, sin pedir permiso. La playa, el calor el corazón que se muestra receptivo a los nacientes sentimientos que se descubren.
¡Qué sonrisas, qué dulces sueños, qué nueva sensaciones desconocidas hasta entonces!
Todo acabó, como acabo el verano, como finaliza la adolescencia. Pero el amor se queda arraigado en nuestro interior, nos va modelando y enriqueciendo hasta convertirnos en la persona que somos hoy día.

                                                               



Marisol Acuriola

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