a bastante entrada en años, se disfrazó de "majorette" y fue de puerta en puerta llamando a las vecinas y se armó un gran revuelo.María del Carmen Bella
Los niños jugaban a atrapar la luz. Jugaban a solas, simplemente jugaban. La luz era inalcanzable, pero eso parecía no importarles. La mente de un niño es pura fantasía, parecía Peter Pan y Campanilla, pensó Luis, sintiéndose el mismo un poquito de Peter Pan, aunque ya sabía hace tiempo que nunca alcanzaría la luz.
Luisa Rico Guerrero
Carmen Gil
Soledad Braza
Paseaba por la orilla del mar, era una cálida tarde de verano, el agua le refrescaba sus pies descalzos.
Pensativa caminaba, no comprendía porqué su hija era tan arisca con ella. Anduvo tanto que llegó a cansarse y decidió sentarse.
Sus ojos estaban llenos de lágrimas, hacía unos instantes había llamado a su hija por teléfono sin atreverse a preguntarle:
–¿Cómo estás?, dijo ella.
La hija se limitó a decir, bien, adiós.
Ella sabía que tenía problemas y deseaba ayudarla, pero el carácter de su hija no lo permitía.
Decidió volver atrás, se levantó y siguió andando por la orilla. Su bañador negro resaltaba su buena figura. A sus cincuenta años todavía llamaba la atención de los hombres.
Un perro se interpuso ante ella y la hizo pararse, un hombre bien parecido le pidió perdón y le puso la correa al perro.
-Curro eres un mal educado. Ella se sonrió. El hombre se fijó en sus ojos tristes y le preguntó:
-¿Perdona pero veo que has llorado ?¿Puedo ayudarla?
-No, gracias, son cosas mías.
El hombre se presentó:
-Soy Salvador, y vivo en ese edificio.
-Soy Isabel, dijo ella con pocas ganas.
-Te invito a un café, si te apetece.
Isabel lo pensó un instante, y se dijo; pues tal vez me vendría bien un poco de charla con alguien, aunque sea un desconocido.
Isabel aceptó la invitación, y poniéndose la bata que llevaba en la mano, se dirigieron a la cafetería más cercana.
Se miraban y sonreían, pues ninguno de los dos sabían que decirse. Él rompió el silencio y dijo:
-Estoy de vacaciones, ¿y tú?.
-No, yo he nacido aquí. Mi vida siempre ha sido muy monótona, no he viajado mucho.
Él respondió:
-En cambio yo, no estoy mucho tiempo en el mismo lugar, quizás porque no he encontrado todavía a la persona que me amarre.
-¡No me digas que a tu edad todavía no te has casado!
-No, respondió, pero este lugar me gusta mucho y puede que más de lo que pensaba.
Después de un buen rato él le pidió su teléfono. Se despidieron con un apretón de mano. Salvador se fue pensando, definitivamente me quedaré...
Mª Ángeles Fernández
El árbol centenario que estaba en el jardín había sido partido en dos por el rayo.
Se sintió triste, porque le tenían un cariño especial. ¡Habían jugado tanto ella y su hermano a la sombra de sus ramas! ¡Se habían subido y bajado tantas veces de ella!
Se puso a pensar en su hermano. ¿Qué diría cuando se entere? ¿Sentiría lo mismo que yo?
María Benítez
Aunque me hayan dejado aquí solo, será por algo, creo que los dos tenemos parte de la culpa.
A través del cristal, veo una silueta que parece idéntica a la de mi ex mujer. Me pongo un poco nervioso. De repente, alguien entra en la tienda, una voz femenina pregunta…
Me quedo sorprendido…, no es ella.Quizás estaba confundido con todo lo que rondaba por mi cabeza, debía olvidar todo lo pasado y empezar una nueva vida.
Josefa Puerta
Recuerdo cuando yo tenía doce años. Mi hermano vendía caramelos y para que subiera a casa a comer, yo bajaba para cuidar de su puesto. Una tarde llegó un chico preguntando por él, y me dijo:
- ¿No está el muchacho?
Yo le contesté:
- ¿Quien, mi hermano?
- ¿Pero Rafael es tu hermano? Yo no sabía que tenía una hermana tan bonita.
Y yo le respondí:
- ¡Anda niño tonto!
Y el me respondió:
- Tú, vas a ser la madre de mis hijos.
Su palabra se cumplió. Con él, fui la mujer más feliz. Pero la felicidad no dura eternamente, hay que disfrutarla...
Luisa Rico
Loli Vidal
Mayte Varas
Cuando me encontré rodeada por sus brazos en un primer momento me quedé paralizada; aunque estábamos a oscuras reconocí su olor varonil inconfundible.
Era él.
Cruzamos el umbral de la puerta no esperamos a llegar al dormitorio en el camino nos besamos apasionadamente. Sus manos grandes pero muy suaves acariciaban todo mi cuerpo haciendo me temblar de placer.
Allí mismo en la alfombra del salón dimos rienda suelta a una pasión desenfrenada quedando rendidos exhaustos.
En ese momento sonó el despertador, todo había sido un sueño.
¡Bendito sueño!
Esperamos vuestras opiniones.
