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Cuando tenía 21 años, entré a trabajar en un comercio como dependienta. Allí, había un joven dependiente que se encargó de explicarme todo lo referente a la tienda. Estaba tan atenta y nerviosa por enterarme de todo, que apenas si me fijé en él, y así, fue pasando el tiempo.
Compañerismo, amistad... y un día, sin darnos cuenta, sin haberlo pensado siquiera, sin articular palabras, al cruzarnos, nos miramos y nos unimos en un apasionado beso.
Así nació nuestro amor, que a los seis meses acabó en boda. Una boda furtiva, porque ninguna de las dos familias lo sabían.
Mantuvimos el secreto durante un tiempo. Al final, informamos de lo ocurrido a ambas familias y celebramos una boda tradicional, con muchos familiares y amigos.
María del Carmen Bella
2 comentarios:
Una bonita y entrañable historia. Si además es real, felicidades.
De locos....me gusto...cuenta mas...Sisi