•13:42



Una detrás de otra
 
Espero que puedas perdonarme.Por aquellos falsos te quiero. Por los cariños fingidos. Por los besos negados. Por aquellos abrazos tan fríos. Y por aquellas noches de placeres que jamás tuvimos. Por aquella fidelidad postiza. Por aquellos cansancios simulados. Por los hijos que te he negado. Y por tantas mentiras que tú, indulgente has callado.
Espero que puedas perdonar mis constantes desprecios que al suicidio te han llevado. No me preguntes por qué lloro, solo perdóname.
¡Perdóname Raúl!


                                                                     



                                                                   José María Barrios
                                                           


                                                                                     

                                               
                                                                                                                                      
•13:50



A este lado


Al otro lado de la ventana viven los sueños, el futuro, la imaginación, la bondad, el miedo, la sabiduría, la esperanza, la pasión, el desamor, la gloria, el triunfo, el fracaso...en definitiva: LA VIDA.

A este lado de la ventana, solo yo con mi guadaña. 


                                                                                    



Rosario Benjumea
•13:40



Sensaciones.



Sigo observando mi trocito de cielo a través de las yemas de los dedos que febrilmente, se desplazan por el papel cubierto de relieves, mientras mi cabeza lucha por no olvidar las sensaciones que me provocan algunas palabras, como: azul, blanco, cielo o nubes.


                                                                 


                                                                                                                Regla Rodrigez
•13:54


El siguiente




Como cada día durante los últimos 34 años , Montse se dispuso a abrir la ventanilla de admisión que aquella mañana estaba especialmente concurrida.

Poco tiempo antes se había levantado sigilosamente de la cama para despertar a su marido, se tomó un café, miró distraídamente hacia el fregadero de la cocina que aún tenía los platos sucios de la cena.

Cuando por fin se marchó hacia la parada del autobús iba pensando, soñando quizás en qué haría si le tocara la primitiva que había hecho el día anterior.

La mañana transcurría lenta y pesadamente, Montse charlaba con algunos usuarios habituales y su voz cansada repetía una y otra vez: “El siguiente”


                                                                                    
Nieves Gabriel
•13:39


¿Dónde estás?



Sigo observando mi trocito de cielo a través no solo de mis ojos, sino también con el pensamiento y otras veces desde mi corazón.

Unos días veo la grandeza del Sol, otros, la belleza de la luna, las luces parpadeantes que nos regalan las estrellas, las figuras que imagino formadas por nubes blancas, la dura tempestad, la suave calma.

Pero no es nada de eso lo que busco allí arriba, miro y remiro y no lo veo, no lo encuentro, nunca está y aunque lo llamo, nunca aparece.

¿Dónde estás? ¡Hay tanto desarreglo que arreglar¡ 


                                                                                    



Juan Pino
•13:33



BELLEZA PARTICULAR



Sentada en la arena de la playa, con el torso girado suavemente para apreciar en toda su intensidad la puesta de sol, él observa como el astro rey enmarca su cuerpo con un brillo de luz ambarina, mientras el viento de poniente danza suavemente entre las largas mechas de su pelo negro. Su rostro es fuerte y orgulloso, sus ojos no desvelan fácilmente sus secretos. Un rostro que no llama a gritos, pero dulcemente hechiza. 


                                                                           

 

Rafael Gómez del Valle



•13:52


LOS DÍAS DEL RECUERDO.

Y le manchaba de harina al entregarle el paquete que, cada mañana, al alborear el día, enviaba al siguiente lugar de la lista. Aquella interminable lista que su abuela le había entregado poco antes de su muerte.
Fue allá por mil novecientos setenta y dos. Aún mantengo vivo el recuerdo, del primer adiós que guardo: su cuerpo, yerto, en la cama del hospital; mi mano acariciando su mano fría. Pero lo guardo junto a los de mis paseos en verano, durante las vacaciones, en las que me llevaba como lazarillo, para entretener mis mañanas en la plaza, entre recados.
Viven en nosotros, vivirán mientras vivamos. Ahora que se acercan esos días de limpieza y flores.

                                                                                  

Vicente Dìaz

•13:31



MIEDO A LO DIFERENTE


Al otro lado de la ventanilla, en un pueblo cualquiera del profundo Marruecos, el aire tiene color gris, allí donde cientos de ojos de halcón acechan a la presa incauta, bullen en el caos. El miedo a lo incomprensible casi traspasa mi cristal, mi barrera, mi protección. Si se cruzan nuestras miradas, atisbo el desafío. El colorido de la frutas resaltan sobre Niqab, Chilabas y Burkas, grises y negros. Me giro sobre mi sillón de piel, acaricio mi botella de agua fresca, estoy protegido en mi burbuja occidental.

¡Acelera! Es la mejor medicina para la empatía.

                                                                                      


José Antonio Rodríguez
•13:22


 MI ABUELO

Aquel día de verano de 1945 mi abuelo se enamoró de mi abuela. Ella se bañaba en enaguas en el río y él miraba con la cabeza gacha , casi sin querer mirarla. Él era tímido y menudo . Ella extrovertida y voluptuosa. Por eso pensaba que nunca se fijaría en él. Un día ella se acercó,  tomó su mano y nunca la soltó.

                                                             


Juana María Gandiaga

•13:08


AQUEL DÍA DE VERANO DE 1945



Me trae recuerdos inolvidable. Fue el despertar al amor. Era una adolescente llena de inquietudes y de vida.
Surgió de pronto, como ocurren las cosas importantes, sin pedir permiso. La playa, el calor el corazón que se muestra receptivo a los nacientes sentimientos que se descubren.
¡Qué sonrisas, qué dulces sueños, qué nueva sensaciones desconocidas hasta entonces!
Todo acabó, como acabo el verano, como finaliza la adolescencia. Pero el amor se queda arraigado en nuestro interior, nos va modelando y enriqueciendo hasta convertirnos en la persona que somos hoy día.

                                                               



Marisol Acuriola

•13:46


 La duda

 
Poco antes de que los domingos fueran amargos, tuve que enfrentarme con mi soledad. La tristeza y la melancolía me invadían y los recuerdos de mis seres queridos asaltaban mis noches transformando mis sueños en terribles pesadillas, cual si fuese un preludio anunciador de los muchos horrores que estaban por llegar.
En este mundo que habito, ya no existen domingos ni días de la semana. Aquí en fin, desde que el sol dejara de lucir, impera la oscuridad más absoluta y tenebrosa. Hace frío, mucho frío. Sin embargo, percibo una sensación de bienestar en mi cuerpo que estas malditas tinieblas no me dejan ver.
Si esta sensación de bienestar que siento es la muerte, no deseo estar por más tiempo vivo.

                                                            

José María Barrios
•13:36



La Mar


Poco antes de que los domingos fueran amargos, paseábamos por las playas. Aquel domingo, las olas que tanto os gustaban, os abrazaron sin dejaros regresar.

                                                         
Francisco Javier Gómez
•13:24



EL JARDÍN 




El lápiz con el que ella, cada mañana, se lo dibujaba lo guardaba celosamente como un tesoro, junto al cuaderno repleto de corazones, florecillas, ovejitas en el prado y el firmamento cuajadito de estrellas. Eran los recuerdos más tiernos que conservaba de María, su hija.

Todos los jueves de cinco a siete nos sentamos las dos en un banco del jardín, yo abro mi cajita de madera y juntas miramos los dibujos uno a uno hasta que nos avisan que la hora de visita acabó.

                                                             




CARMEN GALLARDO







•13:18



LOS DÍAS DEL RECUERDO.

Y le manchaba de harina al entregarle el paquete que, cada mañana, al alborear el día, enviaba al siguiente lugar de la lista. Aquella interminable lista que su abuela le había entregado poco antes de su muerte.
Fue allá por mil novecientos setenta y dos. Aún mantengo vivo el recuerdo  del primer adiós que guardo su cuerpo, yerto, en la cama del hospital; mi mano acariciando su mano fría. Pero lo guardo junto a los de mis paseos en verano, durante las vacaciones, en las que me llevaba, como lazarillo para entretener mis mañanas en la plaza, entre recados.
Viven en nosotros, vivirán mientras vivamos. Ahora que se acercan esos días de limpieza y flores.

                                                                                          
Vicente Díaz
•13:24



Salvados


Aquel verano de 1945, ¿fue cuando me engendraron? No, no me salen las cuentas. Debió ser por la primavera. Lo que sí sé,  es que en la calurosa noche del verano del 47, me llevaron a la playa junto con mis hermanos para huir de la gran explosión que se originó en la ciudad.
Mi padre se transformó en salvavidas y mi madre en la barca que nos llevó hasta él. Frente a la tenebrosa luz de los incendios, la luna llena nos guió hasta la salvación.



  Amalia Mendoza

•13:18


Verano de 1945



Aquel día de verano de 1945 el último, un veintidós de Septiembre. Aquella mañana mientras ultimaba el equipaje, imaginó como sería su vida y se estremeció. Ahora no se volvería atrás, tenía veintitrés años y salir de la miseria era su prioridad.
La tragedia de su existencia en aquel país se prolongó veinte años. Regresó con arrugas profundas en su rostro, sienes hundidas, plateadas, una mano detrás y otra delante. Su vida, en ningún momento hermosa, estuvo llena de tropezones, caídas y fronteras.



Ana Clara Mateo
•13:10

 UNA PROMESA


EI masajista no tardó en reconocer aquel lunar bajo la nuca. Lo acarició suavemente primero. Sintió un placer hondo, profundo. Respiró intensamente. Sacó con disimulo una foto reciente del bolsillo derecho de su bata blanca, la besó delicadamente y se la volvió a guardar. Y cerrando los ojos apretó su cuello con delicadeza, luego con frenesí hasta que el cuello de su víctima quedó doblado hacia abajo. Miró al cielo y respiró tranquilo. Al fin se había hecho justicia con el violador de su hija 

Rosario Benjumea
•9:22




 Haciendo el camino


Un año más comenzó a reunir sobre la cama la lencería y demás vestidos para tan largo camino. Los colocó detenidamente en el interior de la mochila y se aseguró de que ésta estuviese bien cerrada, se miró una vez más en el espejo y se gustó, echó la mochila a la espalda y asiendo con una de sus manos el cayado, marchó dispuesta y con renovada ilusión para dar comienzo su recorrido. Todos los años seguía el mismo itinerario y casi podía asegurar que ella lo conocía con los ojos cerrados. A lo lejos, pudo comprobar cómo éste se hallaba marcado con señales sujetas en los árboles indicadores del trayecto a seguir.
Se sentía segura, alegre. Casi podía asegurar que en su interior presentía que este año, se iban a cumplir todas sus expectativas.
Al llegar a una bifurcación del recorrido, una señal le indicaba el camino a seguir y continuó hasta encontrarse con un viejo caserío y supuestamente con el dueño del mismo.
Al preguntarle qué camino debía seguir y al darle la espalda, sintió como se derrumbaba perdiendo el sentido.
Denise, no pudo terminar su peregrinación a Santiago, pero, ¿quién lo dice?, ¿quién no cree que Denise se encontrara siguiendo otro camino más luminoso, con el Apóstol Santiago.

                                                                          
José María Barrios

•9:50


Nido vacío



Salen sigilosamente de las habitaciones de sus hijos y así día tras día, como durante tantos años hicieron. Apoyados uno en otro por el largo pasillo que les lleva hasta su dormitorio. Las lágrimas asoman tímidamente a sus ojos cuando recuerdan que esto es sólo un ritual. Sus hijos ya volaron hace años.

                                                               

MARISA CAMACHO
•9:29



La Plancha.


Para Juan era un tormento el tener que planchar las camisas, los vestidos, los pantalones y el uniforme del colegio de los niños, siempre a la misma hora, todas las tardes al ocaso. El hastío, el aburrimiento del acero ardiente deslizándose, luchando contra unas arrugas que casi se burlaban, le estaban cansando. Juan se situaba de pie frente a la ventana del salón, la televisión a la derecha que cansina repetía una y otra vez las noticias metódicamente estudiadas , para llenarte de estímulos programados. Cuando el sol cansado regalaba sus últimos y fugaces rayos, convertía los ventanales del piso de enfrente en un caldero mágico de fuego multicolor.

Un día observó obras en el piso de enfrente y ello le produjo una distracción agradable durante casi un mes, la modificación de paredes, pinturas, muebles y por fin los nuevos inquilinos , fue un bálsamo para las tardes de plancha. Entonces apareció ella, el ocaso cobró un nuevo sentido y deseaba que los reflejos cristalinos desaparecieran , para contemplar a su nueva vecina, cualquier excusa para eliminar arrugas inexistentes era suficiente para instalar la tabla de planchar y colocar todo los artilugios necesarios para poder contemplar a la joven, que paseaba en camisa desenfadada y ropa interior.

Aquella noche, mientras contemplaba de nuevo la escena que le dio sentido a su plancha diaria, acabó con un grito desgarrador, su mujer contemplaba como había tatuado de negro ceniza su vestido preferido.
                                                                                                   
  Luis Barriga
•9:19



Estamos en antena



El puñetero ojo de la cerradura nos delata. Infidelidades, ojos infantiles abiertos a nuevas experiencias, juegos, risas, confidencias, encuentros, desencuentros, amigos de lo ajeno pendiente de hacer su entrada para actuar, ese que se ve pasado de copas y no atina...
Esto y mucho más desde la primera hasta la última planta . Pero no desvelaremos más intimidades. El puñetero ojo de la cerradura es una ventana indiscreta. Apaguemos la luz.

                                                 

Agueda Cantero 
•10:01

 
El bombín
 


¿Y cómo que nunca cambiaron el bombín,? pues desde que tengo uso de razón lo veía colgado en esa percha de madera, de tres pies y tres colgadores semicirculares, en un rincón de la entrada. En el seno del bombín, colgaba una taleguilla , dentro descubrí una flor “margarita de pétalos blancos y amarillos”, un lápiz de cera de color rojo y otro blanco y una pelota del tamaño de un huevo con una abertura y dos pequeños orificios, amén de una peluca rizada de color naranja. El color del bombín era rojo, con algunas pequeñas manchas blancas seguramente del maquillaje. Mis padres me comentaron que era como homenaje a un familiar, que cuando se reunían para alguna celebración solía utilizarlo con el fin de crear un ambiente de alegría y risas. Todas las parodias las realizaba con mímica de cara y manos, pues tenia cierta dificultad al hablar era un poco gangoso, aunque un día se expresó diciendo: “perdonarme que no os diga palabra”-decía. Era una persona muy seria e introvertida, pero que llegado esos momentos , se transformaba y hacía pasar momentos inolvidables.
Cierto día, cuando reunidos toda la familia, por motivo del cumpleaños de mi hermano; desaparecí y ultrajando el simbolismo, cogí todo lo referido y me fui al cuarto de baño donde me dispuse a maquillarme y colocarme todos los útiles; una vez acabé me encontré totalmente distinto, incluso en mi forma de ser y de expresarme. Cuando salí, cogí la tarta y solicité que apagaran las luces,fue entonces cuando encendí la vela que simbolizaba los cinco años de mi hermano y, entré en el salón, cantando -feliz, felíz en tu día. Jamás se me olvidarán las expresiones de los rostros de toda la familia,quedaron perplejos, pues recordaban a aquella persona tan querida transmitiendo alegría y felicidad. Todos rieron y cantaron a modo de coro. A partir de ese día, cogí el relevo y siempre disfrutaba caracterizándome y realizando las parodias; tanto en estas reuniones como en mis visitas a centros que me lo solicitaban.
¡¡ Cómo disfrutaba !! 

Paco Moreno
•9:37



La clase



Estábamos en clase esperando el relevo del profesor de matemáticas y en el revoloteo normal, doña Regla dijo:


- A mí me tenéis que hacer caso, soy la Regla y tengo una figura muy recta,  el Transportador habló diciendo:


-Yo era también recto pero me doblaron y ahora soy la mitad de una Circunferencia, y también soy importante.


El Cartabón respondió:

  - Yo soy más importante, tengo tres lados y tres ángulos.

La Escuadra entonces dijo:

- Dejaros de tonterías, la más perfecta soy yo. Tengo tres lados, uno largo y dos iguales y también tengo tres ángulos

-Sí, sí, le dijo el Cartabón, y además con nombres muy feos. Hipotenusa y Cateto y para colmo dos.

Ella contestó:

- Bueno, pero soy la única que tiene un teorema con el nombre de un señor muy importante, llamado Pitágoras, que dice que el lado más largo, la Hipotenusa, es la suma de los otros dos lados llamados Catetos al Cuadrado. ¡Fijaros que importancia tengo!

Todos callaron y se sentaron agachando la cabeza.

De pronto, doña Escuadra se pronunció:

-Chicos, no preocuparos, al fin y al cabo todos somos necesarios y nadie imprescindible.

Desde ese día juntos juegan contentos en el mundo de la geometría.


                                                                                    


                                                                      Mª José Urbano Delgado